martes, 18 de mayo de 2010

Bien dicho, y te acomodas los anteojos,
bien dicho lo que no pudiste, bien callado lo que residue, lo que presidue
como la u si no lleva acento es segura
te tranquilza porque está muy lejos de lo que no dijiste
cuando aquello de informar y conocer, cuando el viejo sentado en la banqueta
cuando las imágenes de la niña junto a un mar de pliegues y sonrisas
que no pertenecían al invitado que fuiste cuando el ala de pollo te supo a manzana
y la manzana al hígado como gancho de punto y deshilado deshilachado
al bajar del escalón
y el lumbago plumífero pulimento de acero de tres monedas al aire
que cayeron al suelo mientras plegabas otra vez la cara en la almohada pestilenciosa
de dormir como flor el gasto de la juventud