lunes, 29 de octubre de 2012

tanta risa no nos hizo más amables
el humo espesaba junto a la boca de la olla
al calor sin alegría o sobresalto
persistía otro espesor de aire
en que pudiera tocarse la imagen recordada
de lo que se simplificó
como un olvido involuntario
o un recuerdo que se fue cambiando
por el final del cajón en que se guarda


fondo que seca untado al metal
hierba buena entre dientes y un esqueleto de maíz
con algunos dientes diseminados en el cuerpo
el hilo de la cebolla se troza y rechina la frustración
nuevamente lo sabido, otra vez las vacas
imágenes de dos colores borran los recuerdos
que valgan lo que se guarda sin saberlo

o se comparte sin el sabor, digo, de la infusión tibia
de aquellas noches soñadas en el día
incumplidas, interrumpidas en el deseo ciego
de los que anticipan el golpe y quitan la mirada
de lo inevitable

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