domingo, 3 de octubre de 2010

Los impulsosos

Calientes, locos, amenazados
violentamente amenazados
de dolorosa indiferencia,
los dedos huyen de la flama
los dedos tocan
se destocan
se descuelgan dedos del olvido,
disuelto
en el primer trago
y se van con enojo
y regresan a pedir
más
vuelven
a exigir lo que se les debía
calor devuelto
y cuando llegaba la noticia
de lo verdadero
dejaban de pensarse imaginados
y cerraban las puertas por el frío
frotadas pielecillas del fog por la rendija
se cuela por debajo lo previsto
no me quite paz
se cuela en la conciencia frágil
de la rama que mece el aire del siglo que empezó
antes del tiempo
cuando llegaron las primeras naves
luego navíos,
y adioses, y anunciados extravíos
semillas en un aire tenso, semillas coalescentes
olvidadas en los pliegues del ala del pájaro
que te calentaron mientras hablaban
de lo que no podías saber

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